Cuarenta museos, decenas de ejemplos de arquitectura de vanguardia, un patrimonio de valor incalculable y la feria de arte contemporáneo más importante del mundo. La ciudad helvética deslumbra con su pasión por la cultura…
Ha pasado más de medio siglo, pero en Basilea todavía recuerdan con orgullo el llamado “Milagro de Picasso”. En el otoño de 1967, una marabunta de jóvenes basilenses tomó las calles de la ciudad agitando pancartas con el lema «All you need is Pablo», con la intención de evitar que dos pinturas del malagueño, hasta entonces cedidas en préstamo al Kunstmuseum Basel, acabaran vendiéndose en el extranjero.
El dueño de las obras, un empresario aeronáutico y coleccionista de arte llamado Staechelin, había sufrido un duro varapalo económico ese año a raíz de un trágico accidente aéreo, así que se había visto obligado a poner a la venta las pinturas para hacer frente a las deudas. La espontánea respuesta juvenil en las calles consiguió movilizar a la población y a los políticos del cantón, que acabaron aprobando una partida de dinero público de más de 6 millones de francos suizos para adquirir los lienzos.
La cantidad restante, casi dos millones y medio, se reunió gracias a donaciones de la industria farmacéutica –con gran presencia en la ciudad–, pero sobre todo con aportaciones populares, en lo que posiblemente fue el primer crowdfunding artístico de la historia. Aquel suceso sorprendió y conmovió a Picasso, hasta el punto de que el artista decidió regalar cuatro pinturas a la ciudad, a modo de agradecimiento.
El episodio puede parecer una anécdota, pero es fiel reflejo de una ciudad consagrada con devoción al arte y la cultura en todas sus formas. No en vano, Basilea cuenta nada menos que con 40 museos –la mayor concentración por kilómetro cuadrado de toda Suiza–, muchos de ellos de renombre internacional, pero también posee varias decenas de edificios firmados por arquitectos y estudios de prestigio (hasta sumar un total de doce premios Pritzker), un más que notable patrimonio histórico-artístico y la feria de arte contemporáneo más importante del mundo. No está mal para una pequeña ciudad de apenas 170.000 habitantes, ubicada en la frontera con Francia y Alemania.
Peregrinación por los “templos” del arte
Cualquier recorrido por la larga lista de museos de la ciudad debe comenzar irremediablemente en el Kunstmuseum Basel. Y es que el Kunst no sólo es una de las instituciones más reconocidas a nivel internacional, sino que además puede presumir de ser el museo público de arte más antiguo del mundo, pues el origen de la colección municipal, la Offentliche Kunstsammlung, se remonta a 1661, cuando la ciudad adquirió el llamado Gabinete Amerbach, que incluía, entre otras muchas obras y piezas singulares, una notable colección de pinturas de Hans Holbein el Joven (hoy la más grande del mundo).
En la actualidad el Kunstmuseum está compuesto por tres sedes o edificios: Hauptbau, Gegenwart y Neubau. El más antiguo, el Hauptbau, se inauguró en 1936, y en sus diferentes estancias se pueden contemplar obras que abarcan desde la época medieval y renacentista hasta mediados del siglo XX. Entre sus joyas más preciadas se cuentan pinturas de Hans Holbein el Joven (Cristo muerto en la tumba), Lucas Cranach el Viejo (El juicio de Paris), Arnold Böcklin (La isla de los muertos), Renoir (Mujer en un jardín) o Picasso (Los dos hermanos y Arlequín sentado, las obras “salvadas” por los jóvenes basilenses en 1967).
El Gegenwart, por su parte, fue uno de los primeros museos de arte contemporáneo del mundo, y en la actualidad presenta al público obras de los fondos del Kunst y la Fundación Emanuel Hoffmann, además de acoger exposiciones temporales.
Por último, el espacio más reciente, el Neubau –que conecta con la sede principal por un pasaje subterráneo–, se inauguró en 2016. Este moderno edificio, diseñado por los arquitectos locales Christ & Gantenbein y que destaca por su iluminación cenital y sus escaleras monumentales, se destina a grandes exposiciones temporales, como la dedicada a Camille Pissarro, que pudo visitarse hasta el pasado 23 de enero.
Si el Kunst es la institución con más solera de la ciudad, la Fundación Beyeler no sólo es una de las más modernas (abrió sus puertas en 1997), sino que además puede presumir de ser el museo de arte más visitado de Suiza. Y es fácil entender porqué: el recinto, constituido por un espectacular edificio diseñado por Renzo Piano para fusionarse con el entorno natural del Parque Berower, situado en la cercana localidad de Riehen (en las afueras de Basilea), da cobijo a la espectacular colección de arte moderno y contemporáneo que perteneció al matrimonio formado por Hildy y Ernst Beyeler.
El repertorio, de dimensiones y calidad casi legendaria, incluye obras de Monet, Matisse, Picasso, Giacometti, Warhol o Louise Bourgeois, por citar a algunos de los artistas que dan forma a una colección que suma unas 400 obras.Además de esta “suculenta” colección permanente, la fundación –que abre todos los días del año– acoge también importantes exposiciones temporales, como la que dedica ahora mismo a Georgia O’Keeffe –hasta el 22 de mayo–, o la que abordará la evolución de Mondrian (del 5 de junio al 9 de octubre).
Para descubrir otro de los puntos “calientes” del ámbito cultural basiliense hay que regresar al centro de la ciudad. A apenas cinco minutos a pie del Kunstmuseum, en el entorno de la Steinenberg Strasse, se “acumulan” un buen número de espacios dedicados al arte, la música y las artes escénicas. Uno de ellos es la Kunsthalle, una sala de exposiciones creada en 1872, y que desde sus inicios ha apostado por apoyar a los artistas emergentes. Actualmente acoge exposiciones y promueve la difusión del arte contemporáneo, y desde su restauración en 2004 alberga también el Museo Suizo de Arquitectura.
A sólo unos metros de allí se encuentra el Theater Basel –de visita imprescindible para los amantes del teatro, la ópera y la danza–, y basta con cruzar la calle para descubrir otro templo cultural de la ciudad: el Stadtcasino. El origen de esta sala de conciertos se remonta a comienzos del siglo XIX, aunque el edificio actual, remodelado por los arquitectos locales Herzog & de Meuron se inauguró en 2020. Su impresionante sala de música, con 1.500 butacas y una acústica con fama mundial, sirve de escenario para las actuaciones de la Orquesta Sinfónica y la Orquesta de Cámara de Basilea, además de otros muchos músicos de renombre internacional.
Un último hito espera en la Theaterplatz, justo entre la Kunsthalle, el Stadtcasino y el Theater Basel: se trata de la Fuente del Carnaval, una de las esculturas cinéticas surgidas de la mente de Jean Tinguely, creada como homenaje a los actores del antiguo teatro de la ciudad, que se levantaba allí mismo. El artista suizo pasó parte de su vida en Basilea, y hoy cuenta con un destacado museo a orillas del Rin (el Museo Tinguely), diseñado por Mario Botta, que cuenta con la colección más completa de su obra.
Del medioevo a la vanguardia
Más allá de la interminable oferta museística y cultural de la ciudad, Basilea cuenta también con un rico patrimonio que se reparte por las cuidadas calles de su casco histórico, repleto de placitas pintorescas, calles estrechas y empinadas y más de 300 fuentes. El monumento más celebre e importante es la Basler Münster, la catedral, cuyo origen se remonta al siglo XI, y que hoy ofrece una llamativa estampa a orillas del Rin, gracias a sus dos magníficas torres y a su vistosa fachada de arenisca roja y sus tejas de colores. De estilo tardorrománico y gótico –fue reconstruida tras el terremoto de 1356–, su interior da cobijo a la tumba de Erasmo de Rotterdam, y posee dos bellos claustros y una terraza con vistas al Rin (el Pfalz) que es uno de los miradores más concurridos de la ciudad.
Otro de los iconos de Basilea es el edificio del Ayuntamiento –en la Marktplatz–, que también alberga la sede del gobierno y el parlamento del cantón. Construido para sustituir al recinto anterior que se perdió en el terremoto del siglo XIV, el edificio destaca por su fachada roja adornada con pinturas de arquitectura simulada de Hans Bock, su hermoso patio interior y su vistosa torre.
Hay otros muchos ejemplos de patrimonio que sirven de testimonio de la importancia comercial y humanista de Basilea, pero uno de ellos es de visita imprescindible: la Puerta Spalentor, una de las tres entradas a la que ciudad que se conservan hoy en día de la antigua muralla de 1400. Compuesta por una torre principal de planta cuadrada y flanqueada por otras dos redondeadas, esta puerta monumental constituye uno de los edificios más pintorescos de Basilea.
Si las calles del casco histórico siguen conservando gran parte del encanto de siglos pasados, otras partes de la ciudad se han convertido en un auténtico icono de la arquitectura más vanguardista. De hecho, pocas ciudades en todo el mundo poseen una concentración tan alta de edificios diseñados por arquitectos de prestigio internacional. Gracias al mecenazgo ejercido por bancos y, sobre todo, por grandes firmas de la industria farmacéutica –como Novartis o Roche– en los últimos años Basilea se ha convertido en un auténtico paraíso de la arquitectura contemporánea.
Además de los arquitectos locales Herzog & De Meuron, con una veintena larga de construcciones en la ciudad y sus alrededores –por ejemplo su pabellón para la feria de la ciudad, la ampliación del Museum der Kulturen, o el Edificio 1 de Roche, entre otros– destacan los nombres de otras figuras internacionales (podemos contar hasta una docena de premios Pritzker), como los de Moneo, Tadeo Ando, Álvaro Siza, Frank Gehry y SANAA –todos en el campus Novartis–, así como otros autores de renombre, como Diener & Diener, Theo Hotz.
Un auténtico dream team de la arquitectura cuyos nombres vuelven a repetirse en la cercana localidad alemana de Weil am Rhein, a sólo 5 minutos de la Fundación Beyeler. Allí se encuentra el Vitra Campus, un complejo donde también podemos contemplar edificios de Gehry –uno de ellos, el primero que realizó en Europa–, Zaha Hadid, Herzog & de Meuron o Tadao Ando.
ART BASEL Y ARTE URBANO
Desde su creación en 1970 por los galeristas locales Ernst Beyeler, Trudl Bruckner y Balz Hilt, Art Basel no ha dejado de crecer año tras año, hasta convertirse en lo que es hoy: la feria de arte contemporáneo más importante del mundo, que ha multiplicado sus ediciones con sedes en Miami y Hong Kong. Este año –y pese a los inconvenientes derivados de la pandemia–, la edición de la feria en Basilea atrajo a 272 galerías de 33 países distintos, consiguiendo una vez más un rotundo éxito de público y ventas. De forma paralela a Art Basel, y en las mismas fechas, se celebran también otras ferias de gran prestigio, como la Liste Art Fair Basel, la Volta Art o Photo Basel, esta última centrada en obra fotográfica.
La celebración de Art Basel atrae también a algunos de los nombres más destacados del Street art o arte urbano a nivel mundial, que participan en eventos paralelos y dejan a su paso obras en distintos puntos de la ciudad. Figuras como el francés Invader, o el colectivo británico The London Police han dejado su impronta en Basilea, un lugar de referencia para el arte urbano desde la década de los 80 del siglo pasado, y con notables ejemplos en distintos puntos de la ciudad.
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