La semana pasada se celebró el Día de Sant Jordi y el Día del Libro. Las calles de varias ciudades españolas, y muy en especial las de la capital catalana, se convirtieron en ríos de palabras con infinidad de puestos callejeros rebosantes de libros y autores dispuestos a no dejar escapar la oportunidad de dar a conocer sus creaciones literarias. Mientras ese eco literario aún impregna nuestro entorno, mayo asoma ya con una celebración muy especial: el Día de la Madre.
El domingo 4 de mayo honramos a quienes nos enseñaron a leer el mundo antes que las letras. ¿Qué mejor manera que rendir tributo a nuestras progenitoras que con un regalo intangible repleto de emoción y aventuras? Os proponemos cinco viajes literarios a lo largo y ancho de todo el globo ideales para fusionar dos hermosas formas de expandir los límites de nuestras almas: viajar y leer.
Carlos Ruiz Zafón escribió en una ocasión: «Los libros son espejos: solo se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro». Por ello, regalar a una madre un viaje tras las huellas de sus autores favoritos es como devolverle todos aquellos mundos que ella nos ayudó a descubrir.
Y para facilitaros la tediosa y larga tarea de buscar entre miles de propuestas, os proponemos consultar vuestras opciones de regalo con Atlántida Travel, empresa especializada en viajes personalizados en España. Su amplia selección de experiencias literarias permite a los viajeros aficionados a la lectura convertirse en protagonistas de sus propias aventuras.
«En medio del constante bombardeo digital y la omnipresencia de dispositivos electrónicos, la literatura conserva su singular capacidad para inspirar y establecer vínculos entre las personas. En este contexto, los viajes con enfoque literario ofrecen no solo la oportunidad de explorar escenarios emblemáticos de obras clásicas, sino también de experimentar las sensaciones que evocan las grandes narrativas», explica Francesc Escánez, director ejecutivo de Atlántida Travel.
1. Explorando el corazón de Europa
Londres
Destino turístico por excelencia, Londres ha sido cuna de importantes escritores anglófonos y escenario privilegiado de obras fundamentales de la literatura universal. La capital británica brinda numerosas alternativas al viajero interesado en el universo de las letras. Desde las novelas de Charles Dickens, figura emblemática de la literatura victoriana, hasta las peripecias de los dos investigadores más famosos: Sherlock Holmes, el brillante y excéntrico personaje ideado por Arthur Conan Doyle, y Hércules Poirot, el sofisticado detective belga residente en Londres, creación de Agatha Christie.
En este recorrido literario por Gran Bretaña, no podéis dejar de visitar el barrio de Bloomsbury, junto al Museo Británico. A principios del siglo XX, aquí se fraguó la esencia del Grupo de Bloomsbury, círculo intelectual que revolucionó el panorama cultural inglés bajo el liderazgo de Virginia Woolf.
Otros atractivos literarios destacados incluyen la estatua de Peter Pan, personaje inmortal del escritor escocés J. M. Barrie, ubicada en los Jardines de Kensington; además de varios museos temáticos imprescindibles como la Casa Museo de Charles Dickens, el Museo de Sherlock Holmes (situado en la dirección ficticia del detective, 221b Baker Street) o la Keats House, espacio museístico dedicado al poeta romántico John Keats.
Dublín
Otro de los emplazamientos literarios europeos por excelencia es la capital irlandesa, gracias a James Joyce y su obra cumbre, Ulises. Referente de la vanguardia literaria y verdadero monumento de la literatura del siglo XX, esta novela narra las aventuras de su protagonista, Leopold Bloom, mientras deambula por Dublín durante un sólo día de 1904, el 16 de junio. Con el tiempo, esta fecha se ha transformado en una conmemoración esencial para los entusiastas de la novela, muchos de los cuales viajan cada año a Dublín para participar en el Bloomsday, donde los visitantes recrean las andanzas del protagonista por la capital irlandesa.

Por otro lado, el 2025 es el año ideal para viajar a la isla esmeralda, ya que se conmemoran 125 años de la muerte de Oscar Wilde, otro de los grandes autores irlandeses. Considerado uno de los mejores de la historia de la literatura, es autor de obras tan destacadas como La importancia de llamarse Ernesto o El retrato de Dorian Gray.

París
Cruzamos el Canal de la Mancha y recalamos en la Ciudad de la Luz, parada obligatoria para los amantes de la literatura. Pasemos por sus calles para habitar los mismos escenarios que presenciaron las peripecias de Jean Valjean en Los miserables, de Victor Hugo, y a su vez, visitar la siempre inolvidable Place des Vosges, una de las más antiguas de París. Allí, en el segundo piso del Hôtel de Rohan-Guéménée vivió Hugo entre 1832 y 1848, convertido hoy en casa-museo.
París es también el escenario principal de la mayoría de las novelas del grandioso proyecto literario de Honoré de Balzac, La comedia humana. Os proponemos una visita a la Maison de Balzac, hogar permanente del escritor entre 1840 y 1847, ubicada en un lugar privilegiado de la capital francesa. Desde sus jardines, se disfruta de una magnífica vista de la Torre Eiffel.

Otro rincón literario imprescindible es la librería Shakespeare & Company, probablemente una de las más célebres del mundo. Especializada en literatura anglosajona y establecida en 1919 por Sylvia Beach, durante los años 20 se convirtió en punto de reunión para muchos escritores de entreguerras de la denominada Generación Perdida, que hicieron de París su centro de operaciones. Entre ellos, Francis Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, quien plasmó la experiencia de aquella época en su famoso libro de memorias París era una fiesta.
Estocolmo
Volamos al norte de Europa para transitar por algunos de los escenarios de la popular novela negra escandinava, subgénero de la novela policíaca. Estocolmo es el destino ideal para seguir la pista de Millennium, la saga de Stieg Larsson. Sus calles esconden rincones donde Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist vivieron sus intrigas, y la ciudad ofrece rutas temáticas para los fanáticos del género negro. No olvidéis visitar también la región meridional de Escania, escenario de Kurt Wallander, el inspector creado por Henning Mankell, o la isla de Gotland, habitada en la ficción por el detective Knutas, de Mari Jungstedt.

2. Viaje literario al otro lado del océano
Viaje a la Gran Manzana
Y para las madres más viajeras, qué mejor que cruzar el charco y aterrizar en una de las capitales más vibrantes y cosmopolitas del globo: Nueva York. Considerada de los faros culturales del mundo, la urbe ha ejercido un abrumador magnetismo para sucesivas generaciones de escritores, que encontraron en ella su fuente inagotable de inspiración.
Desde Fitzgerald, que escribió El Gran Gatsby para radiografiar la alta sociedad neoyorquina de los años 20 del siglo pasado, hasta Truman Capote —que con Desayuno en Tiffany’s consiguió dar forma a un auténtico mito de la cultura contemporánea, en especial después de que la legendaria Audrey Hepburn protagonizara su adaptación cinematográfica—, las huellas literarias se esparcen por cada uno de los distritos de la Gran Manzana.

En Central Park, por ejemplo, el viajero no puede evitar preguntarse en invierno por el destino de los patos que habitan su enorme lago, obsesión recurrente de Holden Caulfield, el atribulado protagonista adolescente de El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger.
Por su parte, Brooklyn se ha convertido en destino habitual para los entusiastas seguidores de la obra de Paul Auster, el escritor que ubicó en el mapa mundial el distrito del puente más famoso de la ciudad, gracias a volúmenes como la Trilogía de Brooklyn o Brooklyn Follies.
Cartagena de Indias
Y de la capital del mundo saltamos a una de las ciudades coloniales más bellas de América, Cartagena de Indias. Entre las calles amuralladas de su centro histórico, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, cobra vida el realismo mágico de Gabriel García Márquez. En su casco antiguo, los senderos adoquinados y los balcones adornados con flores evocan los paisajes descritos en El amor en los tiempos del cólera.

A escasa distancia, en Aracataca, el pueblo donde nació el autor, los turistas pueden explorar la Ruta de Macondo e introducirse en el mundo de Cien años de soledad, el libro que lo catapultó a la fama internacional y que contribuyó significativamente a su temprano reconocimiento con el Premio Nobel, otorgado en 1982.
3. Kyoto: los escenarios que inspiraron a Haruka Murakami
Cambiamos de nuevo de continente y volamos a Asia. Este viaje es ideal para las madres apasionadas por la literatura japonesa contemporánea. Kyoto ofrece la oportunidad de sumergirse en los escenarios que inspiraron a Haruki Murakami. El bosque de bambú de Arashiyama, los templos budistas de Higashiyama y las callejuelas del barrio de Gion, donde aún deambulan geishas entre casas de té tradicionales, recrean ese equilibrio entre tradición y modernidad tan característico de sus novelas.

4. Cuestión de gustos
Volvemos sobre nuestros pasos y aterrizamos en destinos más cercanos para explorar rincones literarios que se adaptan a las preferencias de cada lector. Para aquellas madres que prefieren las historias de amor inmortales, la Verona de Romeo y Julieta aguarda con el balcón que nunca existió pero que todos necesitamos imaginar. Para las amantes de la literatura española, la Granada de Federico García Lorca, la Sevilla de Bécquer o la Soria de Antonio Machado y Gerardo Diego son un acierto seguro.

5. Experiencias literarias low cost
Y si el presupuesto o las circunstancias no permiten cruzar fronteras, nuestro propio país ofrece un mosaico de posibilidades: la Barcelona modernista de Ruiz Zafón, el Madrid de los cafés literarios como el Café Gijón, el Café del Círculos de Bellas Artes o el Café Comercial y del Barrio de las Letras y el Siglo de Oro; la Salamanca donde Unamuno reflexionaba sobre la inmortalidad, o la Galicia mágica de Rosalía de Castro y Emilia Pardo Bazán.

Y más allá de maletas o pasaportes, un regalo literario puede basarse también en experiencias como talleres de escritura creativa para dos, suscripciones a clubes de lectura exclusivos donde madre e hijo compartan debates literarios, o incluso la creación de un libro personalizado con memorias familiares. O quizás, el tiempo sea el mejor regalo: ¿por qué no regalarle a mamá una tarde dedicada a explorar una librería antigua o un café con historia?
Como recordaba Proust, «El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos». Este Día de la Madre, en lugar de objetos que acumulan polvo, regalemos experiencias que acumulan recuerdos; en vez de presentes efímeros, ofrezcamos la eternidad que solo las palabras y los lugares pueden tejer juntos. ¡Felicidades a todas las madres!
Para más información: Atlántida Travel