En el mundo de la fotografía, algunos nombres resplandecen con una luz única, marcando hitos que trascienden el arte visual y se convierten en crónicas visuales de la condición humana. Uno de esos nombres, sin duda alguna, es el de Sebastião Salgado.
Poco después de cumplir 80 años, el renombrado fotógrafo brasileño ha anunciado su retirada, poniendo fin a una carrera que ha abarcado décadas y ha dejado una huella imborrable en la historia de la fotografía documental.
Nacido en Aimorés, Brasil, en 1944, Salgado comenzó su carrera como economista antes de sucumbir a la llamada de la fotografía. Su habilidad para capturar la esencia de la vida humana, combinada con una destreza técnica excepcional y unas imágenes en blanco y negro fácilmente reconocibles por su característico estilo, lo catapultaron a la fama internacional. A lo largo de los años, Salgado fue creando un cuerpo de trabajo distintivo y poderoso, abordando cuestiones sociales, económicas y medioambientales con una sensibilidad única.

Entre los proyectos más emblemáticos de Salgado está Génesis, un extenso viaje visual por algunas de las regiones más remotas y hermosas del planeta. Con un enfoque en la belleza natural y la diversidad de culturas indígenas, Génesis es una obra maestra que encapsula la magnificencia del mundo en su estado más puro. A través de imágenes impactantes de paisajes inexplorados y retratos íntimos de comunidades aisladas, Salgado logra transmitir la fragilidad de nuestro planeta y la importancia de preservar su biodiversidad.
Otro proyecto que ha dejado una marca imborrable en la carrera de Salgado es Éxodos. Este proyecto, que se llevó a cabo durante la década de 1990, documenta las migraciones masivas de personas desplazadas por conflictos, persecuciones y crisis económicas.
Las fotografías de Éxodos capturan la desesperación y la esperanza, revelando la resiliencia humana en medio de circunstancias extremas. El trabajo de Salgado no solo documenta el sufrimiento, sino que también destaca la fortaleza y la dignidad de aquellos que luchan por encontrar un hogar y una vida mejor.

La serie Trabajadores es otro ejemplo elocuente de la capacidad de Salgado para contar historias a través de sus imágenes. Viajando por todo el mundo, desde las minas de oro en Brasil hasta las plantaciones de té en India, el brasileño capturó la ardua labor de las personas que, a menudo, trabajan en condiciones extremas y peligrosas. Salgado también ha dejado su huella en la conciencia global con su trabajo en proyectos medioambientales.
A través del Instituto Terra, el fotógrafo y su esposa Lélia han trabajado desde los años 90 del siglo pasado en la recuperación de una parte de la Mata Atlántica (Brasil). La institución está dedicada a una misión de reforestación, conservación y educación ambiental, y tiene entre otros fines inspirar conciencia y acción para preservar nuestro planeta.

La carrera de Sebastião Salgado no solo se define por su habilidad técnica y estética, sino también por su compromiso con las causas sociales. A través de su lente, ha buscado dar voz a los marginados, crear conciencia sobre las injusticias y destacar la belleza en lugares y personas que a menudo pasan desapercibidos.
El anuncio de su retiro supone un adiós a su labor detrás de la cámara, pero Salgado ha explicado que continuará activo supervisando su enorme archivo y preparando futuras exposiciones por todo el mundo. Puede que no veamos nuevas fotografías suyas, pero las que ya existen continuarán hablando y resonando en la conciencia colectiva mucho tiempo después de que el obturador de su cámara se haya cerrado por última vez. Su contribución a la narrativa visual perdurará como un testimonio eterno de la condición humana.