Buena parte del mundo celebra en estas fechas las fiestas de Carnaval, y muchas localidades europeas se suman a esta festividad de antiguas raíces paganas –los antropólogos e historiadores hablan de vínculos con las Lupercales, las Saturnales o las fiestas en honor a Baco–, hoy interpretada en la mayoría de los casos desde un prisma cristiano.
Muchas de estas festividades y tradiciones marcan también en el calendario el fin del invierno y la llegada de la primavera, como sucede por ejemplo en Hungría, donde existen muchas costumbres y creencias asociadas con esta cuestión. Una de las celebraciones más vistosas y conocidas es el festival de Busójárás, un evento muy señalado en el calendario húngaro, que este año vuelve a celebrarse de manera presencial desde el próximo 24 de febrero hasta el 1 de marzo.
Busójárás significa en húngaro «caminata de los busó», y es una celebración de los Šokci (croatas) de la localidad de Mohács, al sur de Hungría, que tiene lugar en los últimos días de carnaval, y que acaba justo el día antes del Miércoles de Ceniza. En la festividad, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2009, participan sobre todo hombres, que se disfrazan con grandes mantos de lana, pantalones rellenos de paja, cuernos, un cinturón con campanas de vaca y se hacen llamar «los busó»: seres monstruosos con mascara de madera.
Las mujeres, por su parte, se caracterizan de szépbusók, término que vendría a significar «busós bonitos». Su misión consiste en guiar y coordinar a los busós, pues a menudo no pueden ver bien lo que hay alrededor por culpa de su máscara.
Antiguamente, estos grupos iban de casa en casa haciendo mucho ruido y los vecinos les agasajaban con comida y bebida para que cumpliesen sus deseos y pusieran fin al duro invierno. En la actualidad la procesión se ha convertido en un evento multitudinario, que llena la ciudad de música, bailes de máscaras y coloridos desfiles.
Las fiestas arrancan un jueves, cuando busós y szépbusók cruzan el Danubio y se dirigen al centro de la ciudad a caballo o a pie, pero siempre haciendo mucho ruido. Un día más tarde –Viernes de Carnaval– tiene lugar el Kisfarsang (Pequeño Carnaval), que es la celebración principal. En estos días de fiesta y algarabía, los eventos se concentran en la plaza Széchenyi de Mohács, con multitud de efectos audiovisuales, conciertos, concursos y programas para todas las edades. El Domingo de Carnaval llega el momento del encendido de la fogata, y el martes siguiente (la última noche del festival) incluso queman un ataúd, que representa el fin del invierno y el inicio de la primavera.
La máxima expresión artística de esta llamativa festividad son las máscaras, a menudo elaboradas a mano por talladores profesionales, aunque algunos creen que un verdadero busó debe tallarse la suya propia. Estas máscaras son custodiadas por grupos autónomos y pasan de una generación a la siguiente. La tradición de busó exige que la cara y la identidad de su portador permanezcan ocultas, y algunas personas incluso llegan a cambiar regularmente de máscara para mantener su identidad en secreto durante toda la festividad.
Más información: Busójárás (Web oficial)