De masa pan, de masa fina, con carne, vegetariana, de atún e incluso, ¡con piña! La pizza es un placer, qué duda cabe. Hoy, 5 de septiembre, es el Día de la Pizza de Queso, así que aprovechamos para compartir los secretos de la receta perfecta de este plato de fama internacional.
Es decir pizza y se ilumina la cara, ¿verdad? A los grandes y a los pequeños. Esto viene a confirmar que la felicidad está a menudo en las pequeñas cosas porque, al igual que puede suceder con la tortilla de patatas, la pizza es una cosa bien sencilla: una masa de harina, los ingredientes que quieras arriba, al horno y a disfrutar.
Pero hay pizzas y pizzas, todo lo sabemos también. Y no nos referimos solo a los ingredientes (desde aquí un saludo a los amantes de la pizza con piña que, ¿por qué no? Tampoco hay que ser tan puristas en lo culinario) sino a la masa, a la forma de elaborarla. Y ahí, cada maestrillo tiene su librillo pero si tienes el paladar educado, a la mínima reconoces una buena pizza de una que es más ramplona.

¿De dónde viene?
El 5 de septiembre se celebra el Día de la Pizza, por eso aprovechamos la efeméride para darte algunas buenas recomendaciones, algún consejo y para hacer algo de historia sobre este plato.
¿Dónde surge la pizza? El origen de la palabra no está del todo claro, parece ser que está relacionado con el término pinsa, el participio del verbo pinsere que significa machacar, aplastar. Que tiene que ver, obviamente, con la forma de elaborar esta masa de pan. Otras teorías apuntan que el vocablo proviene del lombardo, de los términos bizzo y pizzo, que significan bocado. También nos vale.
Sobre el origen de la pizza también hay distintas versiones: una muy extendida asegura que se inventó en el sur de Italia hace más de dos mil años, concretamente, en los barrios humildes de Nápoles, donde se consumía una especie de pan recién sacado del fogón de leña a principios del siglo XVI. Con el paso del tiempo la pizza fue adquiriendo el nombre de pizza bianca y a la masa se le fueron añadiendo ingredientes como ajo, cebolla y diferentes especias. Pero no fue hasta el siglo XVIII que se introdujo otro elemento esencial de la pizza, la salsa de tomate.
Pizzas que enamoran
Hasta ahí la historia del plato. Ahora vamos con recomendaciones actuales para disfrutar de una buena pizza. En esto pasa como con la tortilla de patatas y la cebolla: a algunos les gusta la pizza de masa pan y a otros la de masa fina. Para gustos, colores. Seas del equipo que seas, ahí van unas recomendaciones de algunos sitios donde relamerte pero bien con las pizzas. Algunos incluso, nos desvelan sus secretos para conseguir la pizza perfecta.
Parking Pizza: sí, es el sitio de la pizza en Madrid. Si quieres una buena pizza, es aquí. Impresionante sus pizzas de sobrasada picante y tomillo y la de trufa negra y huevo. Generosas en ingredientes y con una masa exquisita.
Dicen ellos que «el secreto está en cuidar cada etapa del proceso. Apostamos por una fermentación lenta de 48 horas, con el objetivo de lograr una masa más digerible, con sabores más definidos y una textura suave en boca. Durante este tiempo, las levaduras y bacterias naturales descomponen parte del gluten y de los azúcares complejos presentes en la harina. Es un proceso que no solo mejora el sabor, sino que hace que el cuerpo tenga que trabajar menos para digerirla».
Todo eso, te lo decimos nosotros, se notan en cada bocado. Ojo: no olvides probar su helado de pistacho, para una experiencia italiana redonda.
Bosco de Lobos: el sitio ya es impresionante (es el restaurante del Colegio de Arquitectos de Madrid, así que comerás rodeado de obras de arquitectura) pero las pizzas…. Maravillosas las de cuatro quesos (de tamaño enorme, por cierto) y la diavola y mención especial se merece la pizza negra de calabaza con pistachos. Deja hueco para los postres.
Matteo (chef de Grupo Tragaluz) lo explica con pasión: «El secreto está en la hidratación de la masa y en un proceso de fermentación mínimo de 48 horas. Esa espera le da ligereza, aroma y un sabor inconfundible». Pero el tiempo no lo es todo. La calidad de los ingredientes es otra de las claves. Muchos de los productos viajan directamente desde Italia hasta el corazón de Madrid: tomates, mozzarella, harinas seleccionadas.
«Estamos siempre en la búsqueda de lo mejor, porque solo con materias primas de primera se puede alcanzar la pizza perfecta», añade Matteo. El resultado es una pizza que combina técnica, paciencia y tradición, y que se convierte en una de las razones por las que Bosco de Lobos se ha ganado un lugar imprescindible en la escena gastronómica madrileña.
Ôven Mozzarella: sinónimo de cocina italiana auténtica, de cuidado especial por la materia prima y de elaboración artesanal. No dejes de probar su pizza cuatro quesos, elaborada con tomate orgánico, crema suave de gorgonzola, mozzarella, provolone y virutas de parmesano.
Pizzart: otra dirección esencial a tener en cuenta. Sus pizzas se hornean en horno de leña y se completan con ingredientes de primera calidad que marcan la diferencia. Para este día de la pizza de queso la gran protagonista es la pizza 5 formaggi e tartufo, una base bianca con trufa, cubierta con mozzarella, gorgonzola, camembert, mozzarella di búfala y parmesano Granna Padano, todo un festival de sabores intensos y sofisticados que seducirá a cualquier amante del queso.
Papa Johns: ¿no te apetece salir de casa pero quieres pizza? Ni lo dudes: pide una de esta gente. Piensan en los amantes del queso (tienen una de seis quesos y una solo de queso azul, para forofos, pero también, la carbrienara, con queso brie francés). Pero las hay para todos los gustos, también veganas. Ojo: prueba su salsa de ajo, riquísima.