La ciudad de Gandia acaba de despedir su fiesta más emblemática y divertida: la Fira i Festes, una celebración en honor a San Francisco de Borja que este año se desarrolló oficialmente entre el 3 y el 6 de octubre, con actividades previas desde el fin de semana anterior. Durante esos días, la ciudad se convirtió en un hervidero de cultura, música y tradición que atrajo a miles de vecinos y visitantes.
La figura de san Francisco de Borja, IV duque de Gandia y más tarde general de la Compañía de Jesús, sigue muy presente en la identidad local. Descendiente de la influyente Casa de Borja, emparentada con papas y reyes, su vida estuvo marcada por el servicio a la corona y por una profunda vocación religiosa que le llevó a ser canonizado en el siglo XVII. La Fira i Festes, que hunde sus raíces en la devoción a este personaje histórico, combina lo religioso con lo lúdico, lo tradicional con lo popular.
El Tío de la Porra, protagonista indiscutible
Como cada año, el personaje más esperado fue el Tío de la Porra, que con su inconfundible nassot (nariz grande), gafas negras y uniforme decimonónico recorrió las calles acompañado de su banda de tambores. Su misión, liberar a los escolares de las clases y anunciar el inicio de las fiestas, volvió a congregar tanto a comparsas oficiales como a formaciones estudiantiles llenas de humor y desenfreno.
Música, teatro y espectáculos gratuitos
La edición de 2025 trajo consigo una gran novedad: todos los conciertos fueron gratuitos. El Parc de la Festa acogió actuaciones multitudinarias con artistas como Nil Moliner, Los Mojinos Escozíos, La Fuga, Camela o La Fúmiga, entre otros. La programación también incluyó espectáculos teatrales, como la producción «We Love Disco» de la compañía Yllana en el Teatre Serrano, y un recital de ópera y zarzuela a cargo de Ainhoa Arteta y Luis Santana que inauguró las celebraciones el 28 de septiembre.
Una fiesta para todos
Más allá de la música, la Fira i Festes ofreció actividades para todos los públicos: espectáculos pirotécnicos, desfiles, competiciones deportivas, exhibiciones de danzas y un sinfín de propuestas culturales y gastronómicas. Las calles del centro se llenaron de puestos de artesanía y de sabores típicos de la comarca, invitando a locales y turistas a vivir la esencia de Gandia.
El alcalde de Gandia, José Manuel Prieto, destacó durante la celebración: «La Fira de Gandia no es solo una fiesta, sino una expresión viva de nuestra manera de celebrar y de reconocernos, de nuestra historia, nuestra cultura y nuestra identidad. Es un elemento de orgullo de ser y decirnos gandienses, y de proyección exterior».
Patrimonio, cultura y gastronomía
La feria también sirvió de escaparate para redescubrir el patrimonio de Gandia. El Palacio Ducal, antigua residencia de los Borja, volvió a ser uno de los grandes atractivos para los visitantes, junto con la Colegiata de Santa María y el convento de Santa Clara. La historia de la ciudad, marcada por su esplendor cortesano en los siglos XV y XVI, pudo sentirse también en la plaza del Ayuntamiento, en el hospital de San Marcos y en la ermita de Santa Ana, testigos de un pasado que ha dejado una huella imborrable en la urbe ducal.
Quienes aprovecharon las fiestas para visitar Gandia también disfrutaron de sus más de siete kilómetros de costa, con playas tan reconocidas como la de Gandia o la de l’Ahuir, más salvaje y natural. El paseo marítimo ofreció un ambiente animado entre bares y restaurantes, mientras que la gastronomía local volvió a situarse en primer plano: la célebre fideuà de Gandia, los distintos arroces de la tradición valenciana, el pescado fresco y las naranjas fueron protagonistas en las mesas.