Cuna de la misteriosa cultura maya, este paraíso de la biodiversidad presume de playas y cayos de ensueño donde habita la segunda barrera de coral más grande del mundo. En el corazón de Centroamérica, nos espera uno de los últimos edenes del planeta tierra. Bienvenidos a Belice, uno de los países más cautivadores e insólitos del mundo.
Imaginad un vergel donde existe la menor densidad de población de Centroamérica. Aunque por el momento no existen vuelos directos desde España y llegar hasta Belice puede resultar una auténtica aventura, merece la pena aceptar el reto de conocer este pequeño país de habla inglesa donde cada rincón es una sorpresa en mayúsculas.
Abrazado por los vecinos México (al norte y al sur) y Guatemala (al oeste), es accesible por tierra, mar o aire. Un fascinante mosaico cultural que conserva un amplio patrimonio maya con hechizantes sitios arqueológicos como El Caracol, Lamanai o Xunantunich, diversas reservas naturales, frondosas selvas tropicales, cascadas, el complejo sistema cavernario más extenso de la región centroamericana, el inédito e impresionante Blue Hole (agujero azul) o sus pintorescos pueblos y aldeas donde aprender los secretos de la cocina y las tradiciones artesanales locales.
Fascinantes y misteriosas ciudades mayas
Los registros arqueológicos demuestran que los mayas establecieron aquí varios asentamientos en torno al año 1500 a. C. Prácticamente existen yacimientos distribuidos por todo el país y durante más de un milenio, esta antigua civilización fue la única moradora de este rincón caribeño. En 1502 llegaron los primeros conquistadores españoles y a partir de 1638 y durante 150 años los británicos se establecieron en la zona. Tiempo después, en 1840, Belice se convirtió en Colonia de Honduras Británica y en 1862, en colonia británica. En 1973 cambió la designación de Honduras Británica por la de Belice y en 1981 obtuvo su independencia total.
El potencial histórico de Belice es todavía incalculable, ya que infinidad de restos arqueológicos mayas permanecen en su letargo a la espera de ser liberados de los frondosos bosques que envuelven estos pedazos de la historia de la humanidad.
Hoy en día, es posible visitar algunos de ellos, muchos en el distrito de Cayo, al oeste del país. Nosotros exploramos las impresionantes ciudades mayas de Cahal Peach y Xunantunich. La primera de ellas, a un kilómetro y medio de la localidad de San Ignacio, nos robó el corazón desde el principio.
Es un auténtico privilegio perderse en las entrañas de la historia en un silencio absoluto lejos de las masificaciones de otros yacimientos arqueológicos mayas. Una ocasión perfecta para sucumbir al encanto de fascinantes e intensas narrativas que tienen sus orígenes en la astronomía, las ciencias o el mundo subterráneo. El recinto consta de 36 estructuras, que incluyen pirámides altas del templo, dos juegos de pelota y varios edificios o palacios de rango.
Xunantunich: imponente y misteriosa
En la metrópolis de Xunantunich nos asombra una de las edificaciones mayas más altas de Belice: El Castillo, con cerca de 40 metros de elevación. A tan sólo 10 km de Cahal Peach, esta magnífica construcción hospeda moradas y lugares sagrados reservados para la civilización maya. La multitud de escalones que ascienden hasta la cúspide desafían a los exploradores, pero el esfuerzo resultará sobradamente recompensado cuando, una vez en la cumbre, contempléis el deslumbrante manto esmeralda que rodea los territorios adyacentes.
Advertencia para viajeros: este lugar no es apto para aprensivos o miedosos. Xunantunich significa “la dama pétrea”. La tradición cuenta que el yacimiento debe su denominación a un espíritu femenino que se manifestaba frecuentemente ante los lugareños. Son muchos quienes afirman haber contemplado a esta figura ataviada con vestimentas mayas tradicionales y que muchos vinculan con el inframundo maya: Xibalbá.
Más al norte, en la región de Orange Walk, nos espera Lamanai, el hogar de la segunda estructura precolombina maya más grande, y uno de los sitios arqueológicos más interesantes de Belice.
Espeleología: puerta de acceso al inframundo
Belice se encuentra en el top ten de los destinos preferidos para la práctica de la espeleología. Y es que en las entrañas de este cosmos oculto cuajado de brillantes estalactitas y estalagmitas las posibilidades de ocio son infinitas: senderismo, escalada, buceo… No existe mejor manera de explorar los secretos de Xibalbá, el inframundo de los mayas donde habitan temidos dioses, monstruos y seres fantasmagóricos.
Los antiguos mayas creían que se podía acceder al inframundo a través de las cuevas, ya que Belice cuenta con uno de los sistemas de cuevas subterráneas más extensos de Centroamérica. Este tenebroso mundo se ha convertido hoy en una de las actividades más atractivas y divertidas que ofrece este hospitalario y variopinto país. Una práctica muy relajante y recomendable es el cave tubing, consistente en dejarse arrastrar por las tranquilas aguas de las cavernas con la ayuda de una especie de flotadores gigantes: siéntete un auténtico Indiana Jones mientras disfrutas del latido de la apasionante historia beliceña.
Caye Caulker: sumérgete en el Go Slow
Tras conocer las raíces de la cultura beliceña, es momento de relajarse en algunos de sus cayos y playas paradisíacas. Nos sumergirnos en la cultura go slow y desembarcamos en Caye Caulker: junto a Ambergis Caye, es una de las dos islas coralinas que descansan frente a la antigua capital del país, Ciudad de Belice. Ambas ínsulas forman parte del denominado Sistema Arrecifal Mesoamericano. La compañía Tropic Air ofrece varias conexiones diarias entre Belice Ciudad y Caye Caulker. Otra opción es tomar un ferry desde la misma ciudad o desde San Pedro, la capital de la isla vecina.
Caye Caulker es un vergel de calma y relax de espíritu hippie y bohemio. Nada más llegar, todos los carteles invitan al viajero a sumarse al lema del lugar: go slow (ir despacio). Aquí se viene a disfrutar de un turismo relajado, sin prisas. Una de las actividades preferidas de los lugareños es pasear por la calle principal y empaparse del colorista ambiente que dibujan los numerosos puestos de artesanía o los bares y restaurantes de pescado y marisco al borde del mar.
Aunque en ambas islas el tamaño de sus playas es diminuto, existen muchos muelles de madera desde los que poder zambullirse en sus cristalinas y cálidas aguas coralinas. El norte de Caye Caulker es el lugar idóneo para disfrutar de un amanecer o una inigualable puesta de sol frente al split, el canal que divide la isla en dos partes.
Nadar entre tiburones
Desde este paradisíaco enclave, una de las actividades estrella es navegar por sus transparentes aguas hasta la Reserva Marina de Hol Chan. Además de practicar snorkel o submarinismo para contemplar en todo su esplendor la espectacular barrera de coral Mesoamericana, podréis nadar entre tiburones nodriza, rayas e infinidad de peces multicolor.
Belice se ha convertido en uno de los destinos más felices y pacíficos del mundo. Una amalgama de culturas que ha dibujado la historia de un país que se ha consagrado como ejemplo de integración y preservación de variadas tradiciones y costumbres. Hacemos las maletas y ponemos rumbo a una de las joyas terrestres más desconocidas, recónditas e insuperables del mundo.
Más información: Travel Belize