Martín Caparrós vuelve a Buenos Aires con una novela que respira al ritmo de la ciudad que lo hizo escritor. En BUE, el cronista argentino convierte su geografía natal en un personaje más: un cuerpo vivo que se contradice, que se ríe y se duele, donde las calles se mezclan con la memoria y el tiempo con la ficción. Entre la fragilidad física y la lucidez de quien ha visto demasiado, Caparrós escribe para seguir vivo —y para recordarnos que, a veces, la literatura también puede ser una forma de regresar a casa.
Con BUE, Martín Caparrós vuelve a la ciudad que lo vio nacer para convertirla en protagonista. No es un simple retrato urbano, sino una novela coral, laberíntica, en la que Buenos Aires se desdobla entre la memoria, la ficción y la crónica. Calles, bares, adoquines y personajes anónimos se cruzan en un territorio donde el azar dicta las reglas y la historia se escribe desde lo cotidiano.
Caparrós, que ha hecho del viaje una forma de mirar el mundo, regresa aquí al origen: a esa “ciudad abrumada” que observa desde la distancia, con ironía, nostalgia y precisión quirúrgica. En BUE, Buenos Aires no es escenario: es un cuerpo vivo, contradictorio, hermoso y brutal, que respira al ritmo de quienes la habitan.
Martín Caparrós: escribir para seguir vivo
Martín Caparrós no necesita presentación. Cronista, novelista, viajero impenitente y, sobre todo, un escritor que ha hecho del verbo un modo de estar en el mundo. Acaba de publicar BUE, su primera novela desde Antes que nada, unas memorias escritas al borde de la fragilidad física y la lucidez total. «Para mí, escribir es estar vivo», dice desde su casa en España, en una silla de ruedas que no ha conseguido inmovilizar su humor ni su mirada.

Caparrós vuelve a Buenos Aires –la ciudad que fue su origen, su tema y su herida– convertido en su propia materia literaria. BUE es un retrato coral de la capital argentina, una urbe que se devora a sí misma mientras presume de modernidad. Como en sus grandes crónicas, mezcla historia, política y vida cotidiana para narrar un país que parece condenado a repetirse: «Argentina sigue creyendo que su pasado fue mejor, y ahí está el peligro», advierte.
En conversación reciente, reflexiona sobre el regreso de los discursos reaccionarios y los líderes mesiánicos: «Algunos convencen a los pobres de que los culpables de su pobreza son otros pobres». La ola conservadora, que va de Trump a Milei, le parece un síntoma global: una nostalgia del orden perdido. Pero en su tono no hay desesperanza, sino una lucidez melancólica que no se resigna.
La enfermedad –la ELA que padece desde hace años– no le ha robado la ironía ni la pasión por el lenguaje. «Si perdiera el humor, sería dejarme derrotar», dice. Por eso sigue escribiendo, porque en la escritura respira, ordena el caos y se ríe de la tragedia.
En BUE, como en toda su obra, late la convicción de que las ciudades son metáforas de sus habitantes: «Los porteños están orgullosos de su ciudad –escribe–, y después pasa algo». Entre esos pliegues de azar, injusticia y memoria, Caparrós construye una literatura que, más que describir el mundo, lo interroga. Y mientras pueda hacerlo, seguirá estando vivo.
Puedes ver el encuentro en Espacio Fundación Telefónica Madrid con el autor y periodista Martín Caparrós, en compañía del escritor Rodrigo Fresán, con motivo de la presentación del nuevo trabajo de Caparrós aquí:
Sobre la charla en Espacio Fundación Telefónica Madrid:
https://espacio.fundaciontelefonica.com/evento/encuentro-con-martin-caparros-bue/