Todos tienen cabida en este hotel: las familias con niños y también, los adultos que buscan descansar y descubrir una cocina diferente y arriesgada.
Dicen que hace años un italiano llegó a Calpe y se enamoró. Fue de una española pero también se enamoró del lugar, de sus playas, del clima.. Y allí se quedó y empezó a hacer fortuna y a tenor de las cifras y los inmuebles, no le ha ido mal. Este italiano fue Rocco Ascolese, fundador de la cadena AR Hotels & Resorts, que falleció hace unos años. Ascolese quiso convertir Calpe en la California europea y que fuese un destino turístico desestacionalizado. Y le puso empeño: entre sus iniciativas más importantes, construir el primer edificio orientado al turismo y las primeras campañas internacionales de promoción turística de la ciudad.

Reconocerá los activos del grupo AR por su nombre porque, no nos pregunten por qué, al fundador del susodicho le gustaban mucho las piedras preciosas y por eso Calpe es como una mina con tesoros esparcidos: Diamante Beach, uno de los hoteles más icónicos de la localidad; apartamentos Jade, Roca Esmeralda… Son fácilmente reconocibles.
Confieso que a servidora no le gustan especialmente las construcciones de altura a pie de playa: soy más de pequeñas calas, vírgenes de ladrillo, de paisajes más agrestes pero reconozco la importancia que tuvo para el desarrollo económico de esta parte del país este tipo de turismo. No nos engañemos: también supuso una apertura para el descanso a muchas personas que hace unos años, tampoco tantos, ahorraba todo el año para poder irse una semana de vacaciones a la playa con toda la familia.

Hay para todos en esta tarta del turismo o al menos así debiera ser: para aquél que quiere evadirse y no ver a nadie y también para aquellos que quieren tumbarse en una hamaca mientras sabe que sus hijos están entretenidos con un show. No, las vacaciones no están sobrevaloradas, como defiende Feijóo. Todo el mundo debiera tener derecho a vacaciones, a descansar, a respirar, a tumbarse en la arena de la playa a contemplar el horizonte.
Que es una de las cosas que pueden hacerse, por ejemplo, si te alojas en el AR Diamante Beach de Calpe: a pocos metros del litoral, sus espacios fueron renovados hace pocos meses dando lugar a nuevas habitaciones, más cómodas, y a zonas comunes concebidas para disfrutar sin prisas: spa donde relajarse, infinity pool donde ver pasar las nubes y una Panoramic Pool Terrace que invitan al sosiego, eso que se nos escapa el resto del año, lamentablemente.

Y mientras, mil actividades pensadas para los peques, si viajas con ellos, y también para los adultos: todos tienen cabida en este hotel que además lanza apuestas arriesgadas, que se abren a otro público, como Amas, el restaurante japonés del chef Diego Laso (se llama Amas en honor a las amas japonesas, esas mujeres bravas que bajan a las profundidades del mar a pulmón).
Una apuesta innovadora que sorprenderá al comensal con propuestas niponas nada convencionales (espectacular su nasu su miso, berenjena en salsa de miso y su maravilloso temaki de anguila que sirve de broche a los menús). Próximamente llegará también Onami, también de Laso, que seguirá explorando la fusión asiática con los productos de la terreta. En definitiva, un establecimiento que no se ha dormido en los laureles y que no duda en innovar.


