Cuatro habitaciones, una suite y todo el océano como telón de fondo. En el Hotel Puntagrande, el diminuto icono de El Hierro distinguido con una Llave Michelin, cada amanecer sobre la lava volcánica vale por mil estrellas.
Erigido sobre una estrecha lengua de roca volcánica que se adentra en el Atlántico, el Hotel Puntagrande parece flotar en mitad del océano. No es una ilusión óptica, sino el escenario cotidiano de uno de los alojamientos más singulares de Canarias: el que desde 1987 figura en el Libro Guinness de los Récords como el hotel más pequeño del mundo.
Este diminuto hotel boutique only adults, cariñosamente conocido como “el hotelito”, se encuentra en la localidad de Las Puntas, en el municipio de Frontera (El Hierro). Con solo cuatro habitaciones y una suite, todas ellas con vistas al océano, ofrece una experiencia tan íntima que más que un establecimiento turístico parece una casa frente al mar, donde la música de fondo la ponen las olas al romper contra las rocas volcánicas.

Su historia arranca en 1830, cuando el edificio se construyó como almacén portuario para guardar vino, higo pasada, almendras, aguardiente y el agua del cercano Pozo de la Salud, famosa por sus propiedades medicinales. En las décadas siguientes, la zona creció con la instalación de una grúa de carga y, ya en el siglo XX, el inmueble fue transformándose: primero fue la primera discoteca de la isla, después restaurante y, finalmente, en 1987 se convirtió en hotel tras una cuidada reforma del arquitecto José Luis Jiménez Saavedra, que lo integró en el paisaje utilizando piedra de lava y madera local.
Desde 2018, el hotel vive una nueva etapa de esplendor de la mano de Davide Nahmias, su esposa Paula y sus hijas Marta, Sophie y Noa. Llegados desde Italia, se enamoraron de este promontorio de lava y han devuelto al edificio toda su esencia marinera y su espíritu íntimo, con un proyecto centrado en la sostenibilidad, el respeto al entorno y una hospitalidad cercana. Su filosofía lo resume bien: «Visita como turista, permanece como invitado y parte como amigo».

En el interior, sin televisores que distraigan de lo esencial, la gran pantalla es el Atlántico: amaneceres y atardeceres de infarto, el vaivén constante de las olas, las caprichosas formas de la roca volcánica. La decoración refuerza ese vínculo con el mar: materiales naturales, detalles navales y una sorprendente colección de matrículas de barcos internacionales que antaño seguían la ruta de los alisios, recordando el papel estratégico que tuvieron las Islas Canarias en las conexiones marítimas. Entre las piezas más singulares destaca un buzo antiguo de finales del siglo XIX, convertido en símbolo silencioso de la casa.

La experiencia se completa con espacios tan especiales como el Club del Puro, dedicado al arte de los puros, donde aficionados y curiosos pueden disfrutar de una atmósfera íntima y selecta, con maridajes de licores espirituosos cuidadosamente escogidos.

Los reconocimientos no han tardado en llegar. Además de su célebre inscripción en el Libro Guinness de los Récords, el edificio recibió en 1984 el premio a la Excelencia Turística y en 1991 la Medalla de Plata a la Importancia Turística del Gobierno de Canarias. En 2018 fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC), reforzando su papel como símbolo patrimonial de El Hierro. Y en 2025 ha sumado una prestigiosa Llave Michelin, que lo sitúa en el mapa internacional de los hoteles con más personalidad y autenticidad del mundo.

A ello se suma la certificación DCA – Dream&Charme Assurance, que avala su apuesta por una hospitalidad de lujo sostenible. Hoy, el Hotel Puntagrande es mucho más que el hotel más pequeño del mundo: es un icono cultural, paisajístico y emocional del archipiélago canario, un refugio donde el océano, la tranquilidad y el cuidado por el detalle son siempre los verdaderos protagonistas.
Más información: Hotel Puntagrande