En la costa atlántica de Galicia, el Parque Natural de Corrubedo despliega un paisaje hipnótico de dunas móviles, playas increíbles, lagunas y rocas azotadas por el oleaje. Un paraíso salvaje para perderse, respirar hondo y dejarse llevar por la fuerza elemental de la naturaleza.
Pocas geografías despiertan una sensación tan primaria y cambiante como el Parque Natural Dunas de Corrubedo y lagunas de Carregal y Vixán. Situado en el extremo occidental de la península del Barbanza, en el municipio de Ribeira (A Coruña), este enclave gallego es un lugar donde la tierra parece debatirse entre mar y cielo, entre lo salvaje y lo sereno.
A medida que uno se adentra en este espacio protegido de casi 1.000 hectáreas, el paisaje se vuelve puro gesto. La gran duna móvil, una lengua de arena que se desplaza lentamente empujada por los vientos atlánticos, actúa como columna vertebral de un ecosistema extraordinario. A su alrededor, la playa de Corrubedo dibuja una línea blanca que se curva suave entre las rocas; las lagunas de Carregal (salobre) y Vixán (de agua dulce) aportan el contraste líquido, creando hábitats únicos para aves, anfibios y plantas endémicas.

Aquí conviven especies como la nutria europea, el sapillo pintojo ibérico y aves migratorias como la garza imperial, el chorlitejo patinegro o el ánade friso. Entre los juncales y marismas crecen plantas halófitas como la salicornia y el carrizo, y en las dunas destacan especies adaptadas al viento y a la sal como el cardo marino, el barrón o la lechetrezna de mar.
Un paisaje modelado por la luz y el viento
Las imágenes que acompañan este texto capturan la esencia del parque como pocas palabras podrían. El faro, vigilante sobre las rocas, es símbolo de una costa indómita. El oleaje que rompe con fuerza esculpe los acantilados y recuerda la fuerza implacable del océano. Las formas caprichosas que deja el viento sobre la arena –curvas, huellas, texturas– parecen escritas por una mano invisible. En la orilla, los juegos de luz sobre el agua revelan patrones hipnóticos que cambian a cada hora. Y sobre todo ello, una atmósfera limpia, luminosa, abierta, que invita al paseo lento y a la contemplación.

Corrubedo es también un refugio para el silencio. Aunque el mar ruge y las aves migratorias llenan el cielo en determinadas estaciones, hay momentos del día en que lo único que se escucha es el susurro del viento sobre las dunas o el crujido leve de una rama seca arrastrada por la marea. Es un lugar donde el tiempo se vuelve blando, donde lo importante no es llegar a ningún sitio, sino dejarse estar.
Un espacio protegido con alma salvaje
Además de su evidente valor ecológico, Corrubedo tiene algo de escenario mitológico, de frontera entre mundos. No es casual que muchos viajeros coincidan en describirlo como uno de los paisajes más conmovedores de Galicia. Aquí no hay postales perfectas ni rutas domesticadas: hay, más bien, una invitación a perderse entre lo esencial, a reconciliarse con la belleza cruda de la naturaleza sin filtros.

El parque se puede recorrer a pie por pasarelas de madera que protegen su delicado equilibrio, o bien explorando sus playas y roquedos en las primeras horas del día, cuando la luz rasante convierte cada grano de arena en una pequeña joya. Es entonces, quizá, cuando Corrubedo revela su verdadero rostro: el de un territorio antiguo y vivo, que aún sabe hablarle al alma.

Cinco especies clave del ecosistema de Corrubedo
El Parque Natural de Corrubedo es un refugio para la biodiversidad costera. En él habitan especies que no solo dan vida al paisaje, sino que también cumplen funciones ecológicas esenciales. El chorlitejo patinegro anida en la arena, casi invisible entre las dunas. La majestuosa garza imperial sobrevuela las lagunas poco profundas en busca de peces. El barrón, una planta resistente al viento, fija la arena y da forma a las dunas. La salicornia tiñe de verde y rojo los suelos salinos, mientras que el sapillo pintojo ibérico asoma tras las lluvias en zonas húmedas. Juntos, forman parte del delicado equilibrio que define a Corrubedo.
Guía práctica para visitar el Parque Natural de Corrubedo
Ubicación
El Parque Natural Dunas de Corrubedo y lagunas de Carregal y Vixán se encuentra íntegramente en el municipio de Ribeira (A Coruña). Su zona protegida forma parte de un espacio natural más amplio (LIC – Lugar de Importancia Comunitaria) que incluye también la isla de Sálvora y parte del litoral de Porto do Son.
Superficie
El parque natural abarca una extensión de 996,25 hectáreas. El área total del LIC alcanza las 9.265 hectáreas.
Cómo llegar
Desde el sur, se accede por la autovía de O Barbanza (AG-11) desde Padrón. También se puede llegar por la carretera AC-550, que une Noia con Santa Uxía de Ribeira, con desvíos señalizados hacia la costa.
Accesos principales
El parque cuenta con dos accesos habilitados con zona de aparcamiento:
-
Uno conduce directamente a la gran duna móvil, desde la parroquia de Olveira.
-
El otro llega al Centro de Recepción de Visitantes, en la aldea de O Vilar, donde se puede obtener información y comenzar diversas rutas señalizadas.
Más información: Turismo de Galicia